Gustavo Daniel Gaona Vargas

El aprendizaje es un proceso mental individual en el que se relacionan los saberes previos con los nuevos saberes en una dinámica lógica para quien lo emprende, la profundidad del mismo estriba en la fuerza de esas relaciones que se establecen. Además, la intensidad de las relaciones de los nuevos saberes con los previos depende de la cantidad de vínculos que se han generado, el sentido que se ha construido (relevancia) o de la duración de estos vínculos.

La profundidad de un aprendizaje es, efectivamente, tanta como significativo sea el aprendizaje en la estructura de conocimientos del individuo; se refiere al valor (significado) que tiene en distintas esferas o dimensiones del saber, como el saber práctico, el saber moral, el saber espiritual, el saber complejo, etc. Entre más vínculos y más fuertes y más duraderos sean estos, la profundidad de un aprendizaje es mayor.

No es extraño que digamos que aprendimos algo con profundidad cuando lo recordamos incrustado en un contexto, en un espacio y en un tiempo: la fuerza de ese conocimiento es tan grande que ha logrado “invadir” gran área en nuestra geografía del conocimiento.

El aprendizaje profundo sucede cuando existe una confrontación entre el saber nuevo y las estructuras previas, una que promueve el diálogo y por ende el reacomodo de éstas para asimilar, no sin antes resignificar, el nuevo saber; sucede cuando existen las condiciones para asumir la tarea de aprender como un ejercicio de análisis, reconstrucción y síntesis del conocimiento, más allá de la memorización a corto plazo o de la aprehensión de fragmentos para posicionarlos en huecos que se han creado su medida.

Quien se dedica a aprender profundamente se dedica a fragmentar y analizar la nueva información junto a la que posee y articular todas esas partes; en esa búsqueda por comprender, quien aprende profundamente echa mano de su experiencia, de su entorno, de otras voces, las hace converger para lograr conversación, sentido, significado, camino hasta que encuentra un nuevo entendimiento claro e intenso; quien aprende profundamente argumenta lo que va comprendiendo, somete a juicio crítico sus planteamientos y busca la verdad como tamiz de sus esfuerzos; quien aprende a profundidad está motivado desde sí mismo y no encuentra saciedad hasta que “ve” el objeto de su conocimiento completo y triunfante ante el escrutinio.

En el camino de la comprensión son comunes la revisión, el análisis y la síntesis de fuentes de información variadas; pero no es la cantidad de información la que define la profundidad en lo que se ha aprendido, sino lo que se ha logrado construir con ella en las estructuras del saber del individuo.

Quien ayuda a aprender profundamente sabe que es quien aprende el que debe fluir en su proceso, por lo que coloca al estudiante al centro de sus acciones; genera un ambiente de libertad para la toma de decisiones en búsqueda de sentido y no para satisfacer factores externos de control, promueve la colaboración y el diálogo entre pares; dispone fuentes de información, suficientes y variadas, para los temas que se aprenden; delimita los temas obligatorios a aprender para evitar la sobre carga de información y promover la dedicación de tiempo al aprendizaje profundo, articula campos del currículo que facilite la “navegación” del estudiante por todo él; se enfoca en desarrollar habilidades del estudiante que faciliten la comprensión y no en exigirle tareas que lo pongan a prueba frente a estándares ajenos; evalúa al estudiante frente a sus propios parámetros y referentes de crecimiento, favorece la construcción de procesos de autoevaluación y coevaluación en ambientes formativos para el aprendizaje.

El aprendizaje profundo no deviene de decretos institucionales, sino del arduo trabajo de cada individuo y, por tanto, sólo se somete a la valoración frente a las expectativas y perspectivas de quien puede explicarlo y compartirlo con otros, con la misma naturalidad con la que lo ha construido.

Aprender profundamente es nutrir el espíritu para que siga andando.

Las opiniones y conclusiones expresadas en el siguiente artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Redes de Tutoría.