Por Luis Martín Aguilera Jáuregui

Santiago Rincón Gallardo, Maestro en Política Educativa Internacional y Doctor en Educación y Liderazgo Educativo por la Universidad de Harvard fue uno de los pioneros del proyecto Redes de Tutoría, formando parte, hace algunos años, del brillante equipo de trabajo del Doctor Gabriel Cámara Cervera. 

Con un post-doctorado en Cambio Educativo en la Universidad de Toronto, Canadá, donde actualmente reside, es director de Investigación del equipo de consultoría internacional de Michael Fullan. Su trabajo de consultoría con sistemas educativos a lo largo del mundo es ampliamente reconocido en distintas regiones de América Latina, Norteamérica, Australia y algunos países Europeos.

Por lo profundo y amplio de sus conocimientos, decidí dividir la entrevista en varias entregas, buscando extraer de su vasta experiencia los conocimientos que sin lugar a dudas enriquecerán a nuestros lectores, y nos ayudarán a entender y reconocer el arduo trabajo que a diario desempeñan en la USEBEQ los maestros de educación básica en Querétaro.

REDES DE TUTORÍA: METODOLOGÍA

Con un brillo especial y entusiasta en su tono de voz, el Dr. Santiago Rincón Gallardo nos platica que las Redes de Tutoría en México, comenzaron hace dos décadas, con un proyecto pedagógico en muy pequeña escala en algunas comunidades muy apartadas del país, en los estados de Zacatecas y Chihuahua, como un proyecto piloto con apoyo financiero internacional, para intentar llevar a las aulas de las telesecundarias multigrado, un sistema educativo innovador que permitiera a los jóvenes y sus maestros desarrollar la habilidad de aprender por su cuenta, esa era la idea fundamental.

“Redes de Tutoría en México nos mostró que era posible cambiar de raíz la práctica pedagógica de los maestros, hacerlo a escala y de manera muy potente. Para mí, las Redes de Tutoría siguen siendo un referente fundamental, no nada más para México, sino para aquellos países que están interesados en el cambio educativo alrededor del mundo”, subraya el Doctor en Educación y Liderazgo Educativo.

Señala el Dr. Rincón Gallardo que el axioma fundamental en que se basa esta pedagogía de las Redes de Tutoría es una idea muy sencilla: El buen aprendizaje sucede cuando el interés del que aprende se encuentra con la capacidad del que enseña. Así de sencillo. Aprendemos bien sólo lo que nos interesa. 

Y aprendemos mejor cuando hay alguien que sabe lo que nosotros queremos aprender y que está dispuesto a dedicar tiempo, atención, energía, a ayudarnos a aprender, agrega el Investigador Educativo. 

“Esa es una idea muy simple, pero que coincide con casi cualquier experiencia de buen aprendizaje que hemos tenido cualquiera de nosotros.

Aprendemos lo que nos interesa y cuando tenemos a la mano disponible a alguien que está dispuesto a ayudarnos a aprenderlo presencialmente, un tutor o un mentor, o también ahora a través de medios electrónicos, alguien que te puede mostrar en video cómo se hacen distintas cosas.  El buen aprendizaje siempre sucede en esa intersección entre algo que te interesa y la capacidad de alguien para poder ayudarte a aprender a hacerlo bien”, asevera Rincón Gallardo.

Detalla que la práctica pedagógica de Redes de Tutoría tiene algunos rasgos fundamentales: Primero, el maestro, que no es en realidad maestro, es un tutor, ofrece a sus estudiantes un catálogo de temas, una serie de temas que él mismo ha estudiado en profundidad en su propia red de maestros, con otros maestros, con gente que los capacita. 

Segundo: Los estudiantes eligen de  ese catálogo qué es lo que cada uno va a estudiar. Y entonces se espera que cada estudiante dedique el tiempo y el esfuerzo necesario para desarrollar sus propias líneas de trabajo e investigación alrededor de estos temas.

Destaca el Dr. Santiago Rincón que en las redes de tutoría los estudiantes pueden avanzar a su propio paso, tomar todo el tiempo que requieran, porque lo importante no es cubrir todos los temas, sino aprovechar los temas y el estudio de los temas como pretexto para desarrollar hábitos de aprendizaje más duraderos, para desarrollar la capacidad de entender un texto, la capacidad de analizar y organizar información, la capacidad de poner por escrito sus ideas.

Todas esas cosas se desarrollan con el pretexto de desarrollar maestría en un tema específico. Al adquirir dominio del tema que han elegido, se espera que los estudiantes den cuenta pública de lo que están aprendiendo y cómo están aprendiendo. 

Como un tercer rasgo de las Redes de Tutoría, “una vez que un estudiante demuestra dominio del tema específico, se espera que se convierta en tutor de otros estudiantes que quieran aprender el mismo tema. 

A lo largo de todo el proceso, el maestro funciona como tutor, como alguien que acompaña el proceso de aprendizaje del estudiante. El tutor no es alguien que le está diciendo paso a paso qué tiene que hacer, sino que más bien está atento a los intentos del estudiante por aprender”. 

Al tiempo que el estudiante está pensando en los problemas que está tratando resolver y ofrece sus propias soluciones, el tutor va descubriendo cómo piensa su estudiante, lo que ya sabe y lo que todavía no, y le va ofreciendo pistas, preguntas e información que le ayuden a salir de las dificultades o corregir errores. De esta manera, el tutor lo ayuda a pensar para que el mismo estudiante sea quien resuelva. Esta es, en pocas palabras, la metodología de las Redes de Tutoría.

En una red de tutoría a veces los maestros son los que conocen un tema y apoyan el aprendizaje de los estudiantes. A veces los mismos estudiantes son los tutores, a veces de sus mismos compañeros, pero en ocasiones incluso de los adultos en el aula, cuando se empiezan a aprender cosas que los maestros no conocen, por lo que se pueden convertir entonces en tutores de sus maestros. De este modo se genera una cultura centrada en el aprendizaje muy potente que cultiva el gusto por aprender,  habilidades más duraderas de aprendizaje autónomo y confianza en los jóvenes quienes viven una potente transformación interior al descubrir de lo que son capaces. Eso es, a grandes rasgos, la pedagogía de las redes de tutoría 

EL NUCLEO PEDAGÓGICO

En cuanto al rendimiento académico, si nos tomamos en serio las Redes de Tutoría, lo primero que tenemos que darnos cuenta –dice el Dr. Rincón Gallardo- es que tenemos que cuidar que el énfasis del trabajo no sea exclusivamente mejorar los puntajes en las pruebas estandarizadas, porque hay muchos estados en el país que así lo han hecho, que han decidido mejorar el rendimiento educativo básicamente preparando a los niños para que aprendan a pasar exámenes con buenos puntajes. 

Pero algo queda muy claro, sentencia el Director de Investigación de Michael Fullan: uno puede salir muy bien en los exámenes sin aprender absolutamente nada. Es posible aprender a jugar el juego de la escuela y pasar los exámenes sin aprender mucho, ni en profundidad. La solución no es tratar de mejorar los puntajes, sino cambiar de raíz el núcleo pedagógico.

“El núcleo pedagógico es el vínculo entre un educador y un aprendiz en la presencia de un objeto de conocimiento. Es la unidad básica donde el aprendizaje sucede o no: en la conversación, el diálogo, en la interacción entre educadores y jóvenes, entre educadores y aprendices. Las relaciones en el núcleo pedagógico en las escuelas a lo largo del mundo, han sido históricamente de naturaleza vertical, autoritaria: hay una división jerárquica muy clara entre “el que sabe” y el que tiene que aprender, el que dice lo que se tiene qué hacer y el que debe obedecer. Es clarísimo en un salón de clases quién tiene el poder, quién dice lo que se tiene qué hacer y quién tiene que apechugar y seguir instrucciones”.

Afirma que lo que nos demuestra ahora la ciencia del aprendizaje, la neurociencia, la sociología del aprendizaje y la antropología del aprendizaje es que en relaciones verticales se aprende muy poco, que no es así como aprende uno mejor, que aprendemos bien en relaciones de diálogo, de conversación, que son más horizontales.

Se aprende bien cuando las relaciones al interior del núcleo pedagógico son “entre iguales, no de alguien encima de  otro, sino los dos aprendiendo uno del otro a través del diálogo, la conversación, el aprendizaje mutuo, en relaciones donde ambas partes están aprendiendo y los dos cambian.

Esto es esencialmente lo que se trata la buena pedagogía, de cambiar el núcleo pedagógico y cambiar la naturaleza del vínculo entre educadores y estudiantes y cambiarlos de modos verticales a horizontales, de diálogo, aprendizaje mutuo, influencia mutua, etcétera”. 

A la pregunta de ¿Cómo mejorar el rendimiento educativo? El Dr. Rincón Gallardo expresa: “En las comunidades más marginadas, yo diría aprovecha las circunstancias de las comunidades marginadas como oportunidad, no como desventaja. No trates de reproducir la escuela convencional, sino aprovechar las condiciones que te ofrecen estas comunidades para reinventarla de modo que esté centrada en el buen aprendizaje y enfoca todo tu esfuerzo en cambiar el núcleo pedagógico. Esto es lo que hay que hacer. Y luego, como resultado secundario, es muy probable que te des cuenta que los resultados del rendimiento escolar más convencional también van a mejorar”.

LAS ESCUELAS MULTIGRADO

Santiago Rincón Gallardo asegura que para mejorar la educación del país tenemos que empezar por mejorar el aprendizaje de aquellos históricamente marginados y violentados: “Con Gabriel Cámara a la cabeza, descubrimos un nuevo modo en educación básica de mejorar el aprendizaje en las comunidades más apartadas, desde una mentalidad distinta, que no es la mentalidad de caridad, de mirar hacia abajo y ofrecer lo menos posible, sino una mirada y una actitud de solidaridad y de oportunidades.

Cuando uno piensa que las condiciones de las comunidades más apartadas ofrecen mejores oportunidades para innovar, para hacer las cosas de manera de mejor, cambia la mentalidad, y la manera de hacer el trabajo. 

Por ejemplo, hay muchas escuelas multigrado a lo largo del país, y si lo que quieres es crear condiciones para el buen aprendizaje, en realidad el tener a uno o dos maestros para toda la escuela es una gran ventaja porque puedes manejar el tiempo de manera mucho más flexible, lo que permitirá a los niños que trabajen en una misma cosa por horas, por días, porque no tienes la urgencia de cubrir clase por clase en bloques de 50 minutos”.

Afirma que las oportunidades que ofrece el multigrado para deshacerse de esta camisa de fuerza que son los horarios escolares para permitir tiempo más extendido para que los estudiantes aprendan a su propio paso, son extraordinarias. “Además, los grupos multigrado con niños de distintas edades son extraordinarios por su diversidad y versatilidad”, recalca.

Por otro lado, Rincón Gallardo destaca que como se trata de comunidades muy apartadas, donde pocas veces llega un supervisor escolar por estar tan lejos, también hay menos mecanismos de coerción, supervisión y monitoreo. 

“Si como maestro frente a grupo tienes una buena idea pedagógica y la quieres intentar, tienes más posibilidad de hacerlo en una comunidad apartada que una escuela convencional, porque en comunidades lejanas tienes menos restricciones políticas y burocráticas”, asevera el investigador educativo. 

REINVENTAR LA ESCUELA

“Si pensamos que el trabajo no es reproducir la escuela convencional, sino reinventarla, las comunidades más apartadas del país ofrecen un terreno extraordinario para innovar y para construir la educación del futuro, para construir la educación que de verdad necesitamos. En un mundo muy descompuesto, muy deteriorado, cultivar en nuestros niños, niñas y jóvenes la capacidad para aprender por su cuenta es una de las cosas más importantes que podemos hacer”, asegura.

Para el Dr. Rincón Gallardo, la escuela convencional no ha logrado fomentar en los chicos la capacidad de aprender por su cuenta: “En la escuela aprendemos a que nos enseñan. Aprendes a quedarte calladito, a escuchar las indicaciones del maestro y hacer lo que te dicen. Eso es lo que uno aprende y está bien. Hay que aprender a que te enseñen, eso es parte de lo que tenemos que aprender para crecer. Pero aprender a que te enseñen y aprender a aprender son dos cosas muy diferentes.

“Y ahora, en estos tiempos de disrupción, el aprendizaje por cuenta propia va a ser más importante que nunca, donde a veces se van a estar suspendiendo clases, donde los chicos van a tener que enfrentar y resolver problemas mucho más grandes y complejos que los que nosotros hemos enfrentado”.

“Lo mejor que podemos hacer por ellos es cultivar su habilidad para aprender por su cuenta, para que puedan acceder a la información que tengan que acceder para resolver los problemas que tengan que resolver. No podemos saber por adelantado cuáles van a ser, pero desarrollar en ellos la confianza y la destreza para aprender por su cuenta es uno de los más importantes. 

“Si el trabajo es reinventar la educación, de modo que, en efecto, prepare a nuestros niños, a nuestros jóvenes como aprendices, como gente que goza y que se sabe capaz de aprender y que es capaz de aprender en profundidad por su cuenta, entonces, de nuevo, las comunidades multigrado ofrecen una gran oportunidad”, afirma el Dr. Rincón Gallardo.

HACER DEL APRENDIZAJE UNA PRÁCTICA VISIBLE 

“Me llama la atención cuando los niños juegan a la escuelita, lo que hacen es poner a sus muñecos enfrente y se ponen a darles clases, a decirles lo que tienen que hacer y a regañar algunos y decirles que callen, todo ese tipo de cosas. 

Aprendemos lo que sabemos bien a través de la observación y la exposición constante a las prácticas que terminamos por aprender. Si uno quiere aprender a jugar futbol, lo mejor que puede hacer es ir a ver a gente jugar futbol y luego tener la oportunidad de practicarlo, pero tienes necesariamente que exponerte de manera constante a la práctica experta de alguien que sabe hacer lo que tú quieres aprender y eso aplica para el futbol, la carpintería, para los deportes, para lo que sea”, explica el Dr. Rincón Gallardo.

Lo que es muy curioso en las escuelas –expresa- es que todos deseamos que nuestros hijos sean capaces de aprender por su cuenta, que desarrollen la habilidad de aprender por su cuenta, que sean aprendices autónomos, sin embargo nunca les ofrecemos la oportunidad de ver cómo los adultos aprenden. Como práctica, aprender permanece oculto en la vista de los niños.

Subraya que aprender es algo que hace el maestro cuando está planeando sus clases, pero cuando se para en el salón lo que hace es dar la clase, pero no modela frente a sus estudiantes cómo se aprende, del mismo modo que un futbolista experto juega frente al aprendiz para que el aprendiz vea cómo se juega futbol.

“La idea es muy sencilla: tenemos que empezar a hacer del aprendizaje una práctica visible” asegura el experto educativo.

¿Qué deben hacer los maestros cuando están en el salón con sus estudiantes? Para Rincón Gallardo primero deben de modelar cómo le hacen para aprender, porque si no lo que pasa es que los estudiantes se quedan siempre a la espera de que el maestro les diga qué hacer y por eso tenemos oleadas de gente que se va a las universidades y después la queja principal de los maestros es que los alumnos no tienen ni idea de cómo aprender por su cuenta, pero no es culpa de los estudiantes, es que no les hemos dado la oportunidad de ver cómo se aprende. Tenemos que empezar a hacer que los maestros sean quien modelen la práctica de aprender con ellos, que les muestren cómo se aprende, así como un carpintero hace muebles frente a sus aprendices, para que vean cómo se hacen los muebles.

“Lo que descubrimos con las Redes de Tutoría es enfocar la atención en el aprendizaje de los niños. Observar qué y cómo están aprendiendo. Y luego mirar la evidencia del aprendizaje de los estudiantes, no para criticar a los alumnos o a sus familias – porque esa es una de las tendencias clásicas. Al mirar la evidencia del aprendizaje de los estudiantes la pregunta vital es ¿Qué estoy haciendo yo, o qué estoy dejando de hacer que está produciendo estos resultados?

Es decir, dejas de poner la atención en todos los aspectos que no puedes controlar y más bien empiezas a ver la evidencia  como espejo de tu práctica, ¿Qué estoy haciendo yo o que no estoy haciendo que está produciendo este tipo de aprendizaje y en función a esto qué puedo hacer de manera distinta?” 

Asegura que eso es lo que hacen los maestros que han descubierto cómo colaborar profesionalmente de manera efectiva. La idea es que los maestros tengan espacio y tiempo para hacerse estas preguntas de manera colectiva, diseñar soluciones en equipo y desarrollar experimentos para ver qué funciona y qué no. 

¿Cómo se hace esto? Fundamentalmente se trata de crear una cultura donde se desarrolle una visión común de qué queremos que aprendan y sean capaces de hacer nuestras niñas y niños como resultado del trabajo que hacen con nosotros –subraya-. “Eso sería un primer punto de arranque.

Y una vez que definimos qué queremos que nuestros niños sepan y sean capaces de hacer, debemos definir cuáles son las pedagogías que nos puedan ayudar a producir esos aprendizajes”. 

Para el Dr. Santiago Rincón Gallardo hay que cultivar confianza sólida y profunda entre todos los involucrados en la transformación escolar. A final de cuentas “el cambio viaja a la velocidad de la confianza. La ventaja de cambiar el núcleo pedagógico es que puedes empezar a ver resultados rápidos, puedes empezar a ver cambios en las actitudes de los estudiantes tanto en su destreza, su actitud, su gusto por aprender, en su confianza, y su deseo de cómo compartir esto con otros maestros.

Asegura que la motivación para colaborar surge de abajo hacia arriba: “Lo que uno tiene que crear son ciertas estructuras y protocolos básicos, que permitan a los maestros analizar y mejorar su práctica pedagógica a la luz de la evidencia que se tenga del aprendizaje de los estudiantes. Lo que uno tiene que despertar es la motivación interior de los maestros y esto se logra cambiando el núcleo pedagógico”. 

Para el Dr. Rincón Gallardo, la persona aprende teniendo exposición constante a la práctica que uno quiere aprender, es decir la manera en que lo maestros aprenden en una relación de dialogo es primero tomando el rol de sus estudiantes con alguien que modela en cómo hacer una buena tutoría.

Dice que se vale y se necesita equivocarse para aprender: “Aprender es siempre un proceso de ensayo y error. Equivocarse es un elemento básico de aprender. Sin equivocarte no aprendes. 

El problema es que en la cultura escolar convencional equivocarse da pena porque se castiga y se ve mal y lo que uno genera es miedo a equivocarse. Lo que termina por suceder es que incluso nuestros estudiantes que tienen mejores niveles de logro terminan incapacitados para aprender por su cuenta”. 

Afirma que una de las mejores maneras en la que podemos fomentar una cultura sana de aprendizaje es que  el maestro haga de su aprendizaje una práctica visible, que muestre con sus acciones que su propio trabajo maestro involucra hacer ensayos y cometer errores. Como educadores tenemos que reconocer y mostrarle a los estudiantes que equivocarse es fundamental para aprender. De otro modo no los estamos ayudando a aprender, sino sólo a repetir. 

APRENDIZAJE Y LIDERAZGO 

Rincón Gallardo señala que el rol de los buenos líderes es similar al rol de los buenos maestros. Los maestros más efectivos aprenden con sus estudiantes, los directores más efectivos aprenden con sus maestros y los sistemas educativos más efectivos aprenden con sus escuelas. 

Es lo que Michael Fullan ha llamado “Los líderes aprendices”. Un líder aprendiz es un líder que crea las condiciones para que todos en el grupo aprendan, a la par que aprende junto con ellos sobre lo que está funcionando y lo que no.

Es tomar la postura de aprendiz de no lo sé todo, sé algunas cosas: “El aprendizaje es complejo y no es algo que tenga soluciones fáciles e inmediatas de receta, se requiere aprender, refinar tu trabajo para ver cómo responden los niños, los maestros. Tu rol como líder, si quieres cultivar un buen aprendizaje entre los estudiantes, consiste en crear las condiciones para que todos aprendan y sumarte como aprendiz para aprender junto con ellos. 

Como líder es muy importante ser muy intencional sobre tu influencia en el aprendizaje de los niños.

La influencia que un líder puede tener en el aprendizaje de los niños es indirecta porque no puede estar con todos los niños todo el tiempo y eso lo tenemos que tomar como punto de partida. Pero a pesar de ser indirecta, la influencia de los líderes en el aprendizaje de niñas, niños y jóvenes tiene que ser intencional. Tiene que estar basada en una concepción clara de cómo es que voy a ayudar a mis maestros a aprender a mejorar su práctica y mientras más esté permeada esta estrategia, digamos, de apoyo a los maestros, de una compresión clara de cómo aprende la gente mejor, que no es diciéndoles qué hacer si no es creando condiciones ante una práctica o exposición a prácticas más potentes, más posibilidades de éxito se tienen.

Los líderes pueden comenzar, antes de dar recomendaciones a los maestros, por pedir recomendaciones de los maestros, escuchar más y hablar menos. 

El rol de líder es escuchar a su gente y preguntarles qué les preocupa, qué está funcionando, qué no. Y aprovechar esto como el insumo fundamental que les ayude a tomar decisiones para lo que viene. Eso hace la diferencia entre un líder y un jefe. En las escuelas en general tenemos muchos jefes, pero pocos líderes”.

El CAMBIO CULTURAL Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Para Rincón Gallardo el aprender a final de cuentas es una práctica de libertad. Aprendemos mejor en contextos de libertad, porque tenemos la holgura del tiempo para explorar lo que nos interesa, porque tenemos la libertad para equivocarnos. Así es como aprendemos mejor.

“Sin embargo esta idea de aprender en libertad es muy escasa en las escuelas convencionales. De hecho, yo diría que no existe el aprendizaje como práctica de libertad en las aulas.

¿Cómo liberarlo? Liberar el aprendizaje requiere fundamentalmente un cambio cultural profundo y generalizado. Es decir, tenemos que cambiar de manera muy profunda cómo pensamos y cómo hacemos el trabajo docente, el trabajo de las escuelas, el trabajo de los líderes escolares, y de los sistemas educativos. Tenemos que cambiar la cultura escolar, que quizá sea muy buena para algunas cosas, pero no para el aprendizaje”.

Asegura que los cambios culturales positivos más potentes han venido de los movimientos sociales, que son históricamente los vehículos más poderosos de transformación profunda y generalizada: “Creo que en el modo en el que operan los movimientos sociales está muchas de las claves sobre qué podemos hacer para liberar el aprendizaje fundamentalmente a través de tres ámbitos de acción:

Uno, el ámbito pedagógico: referente a cómo cambiamos el núcleo pedagógico, cómo generamos las condiciones para que todos aprendan, no nada más los niños, sino los maestros, los líderes, en fin. Se trata de cambiar el núcleo pedagógico: transformar la naturaleza del vínculo entre quien aprende y quien enseña en la presencia de objetos de conocimiento. Es el primer ámbito que tenemos que cambiar. 

El otro es el ámbito social, que es el ámbito de las interacciones cotidianas del espacio público. Así cómo interactúan entre sí los maestros con sus autoridades educativas, como interactúan las escuelas con las familias, las organizaciones sindicales, la sociedad civil; hay que empezar a pensar cómo ir cambiando el vínculo del ámbito social, de modo de crear alianzas para apoyar el aprendizaje de los niños. No nada más en la escuela, sino en los museos, en espacios públicos, en la casa, en el ámbito social. 

El otro ámbito que hay que transformar es el ámbito político, el ámbito de las leyes, de las reglas, del poder institucional. Todo este tipo de cosas ahora no podemos esperar que eso va a cambiar por simple voluntad de nuestros políticos, por muy carismáticos que sean o por muy buenas intenciones que tengan. 

El cambio cultural viene de los movimientos sociales, no de los líderes políticos y lo que tenemos que hacer es aprender cómo operan los movimientos sociales para crear estrategias, ocupar estos tres ámbitos el pedagógico, el social y el político, y de esta forma influir también en la toma de decisiones sobre política educativa”. 

Afirma que todo este tipo de decisiones, incluyen algo muy importante, que es lo que termina pasando a final de cuentas en las escuelas. La idea es generar algo similar a un movimiento social que empieza desde abajo, que está dedicando su energía a cambiar de raíz el núcleo pedagógico y que va creando alianzas, primero de manera orgánica y luego de manera más sistemática, para diseminar este cambio cultural a más y más lugares, porque se aprende en la escuela y se aprende en la comunidad.

PATRONES DE RELACIÓN SOCIAL 

Santiago Rincón-Gallardo dice que en el caso de los sistemas educativos hay al menos dos patrones de relación social que son verticales y que tenemos que cambiar. Uno es el vínculo entre adultos y jóvenes, que es un vínculo vertical de uno sobre el otro. 

En las escuelas tenemos que cambiar la relación vertical entre adultos y jóvenes por vínculos de diálogo, de aprender mutuamente, que es como se aprende mejor. Pero otro vínculo que tenemos que cambiar es el vínculo entre política educativa y práctica educativa, porque históricamente ha sido desigual entre los que hacen política arriba, diciéndole a los que están abajo (docentes), qué tienen que hacer como si los primeros conocieran la realidad del trabajo de los maestros. Lo que muchas reformas educativas han tratado de hacer es forzar a los maestros a hacer ciertas cosas. Y por supuesto que así no funcionan las cosas. 

“Lo que funciona es cambiar el vínculo entre política y práctica educativa, de modo que los líderes de los sistemas educativos y los maestros y líderes escolares interactúen como iguales en relaciones de diálogo, aprendan uno del otro, de tal manera que todos los actores se transformen en el proceso. Los dos mejoran como resultado de aprender del otro. El vínculo entre adultos y jóvenes y el vínculo entre política y práctica educativas son los dos patrones de relación social más importantes que tenemos que regenerar y cambiar en la educación”, afirma categóricamente. 

CALIDAD Y EQUIDAD EDUCATIVA

Rincón Gallardo explica que la equidad se puede entender de dos maneras, una es tratar de ayudar a los más desventajados a jugar bien el mismo juego que juegan los más aventajados, que es el juego de la escolarización, que aprendan a pasar exámenes más o menos de similar manera que lo que hacen los estudiantes ricos, que aprendan a memorizar de la misma manera que un estudiante rico aprende a memorizar. 

“Ese concepto de equidad a mí me parece problemático, porque estamos entonces invirtiendo nuestra energía, nuestro tiempo en una farsa, en ofrecer oportunidades similares o mejores oportunidades a los más marginados para algo que no les va a dar mucho para su vida. 

Calificaciones, certificados que cada vez valen menos. Lo que vale más son las destrezas, las habilidades que puedas utilizar, las que pones en juego cuando te enfrentas a un nuevo problema, esas son las que de verdad van a marcar la diferencia.

Y entonces, para atender el asunto de la equidad y la calidad, debemos partir de cómo comenzamos nuestro trabajo con los más vulnerables, con los más marginados del país, para crear las mejores posibles condiciones de aprendizaje, no de escolarización, sino de aprendizaje, cómo creamos las oportunidades más potentes de aprendizaje, empezando con aquellos que están más marginados en nuestro país. El asunto de nuevo, no es pensar en reproducir el sistema existente, sino crear un nuevo sistema enfocado en el buen aprendizaje y crearlo empezando con las comunidades más apartadas. 

Éste no es sólo un asunto de justicia social básica. Los más marginados requieren más apoyo y merecen ser los primeros en recibir lo mejor, no lo mínimo indispensable, sino lo mejor posible. 

Respecto a la calidad educativa, no la entiendo yo como el mejoramiento de los puntajes en las pruebas estandarizadas, sino cómo efectivamente cultivar los hábitos, las destrezas de aprendizaje autónomo que van a requerir todos. 

Yo lo haría cambiando el enfoque hacia el aprendizaje, el buen aprendizaje y priorizando y empezando a las comunidades más apartadas del país. No sólo porque es un asunto de justicia social básico, sino porque, como decía al inicio de esta entrevista, ahí, en los márgenes del sistema tenemos más posibilidad de innovar, de crear la nueva educación, la educación del futuro. 

Y mi sueño sería que creemos, en las comunidades más apartadas, escuelas con sistemas tan innovadores, que hasta los ricos tengan ganas de ir a estudiar allí. Así es como vas elevando calidad, pero calidad de la buena, la que de verdad vale, no calidad de papel o numeritos, sino sobre todo calidad de sustancia, en habilidad de pensamiento, en el sentido y eficacia que cultiva en los niños”.

LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI

El Dr. Rincón Gallardo sostiene que para el siglo XXI lo que queremos es que como resultado de su paso por la escuela, nuestras niñas, niños y jóvenes sean capaces de comunicarse efectivamente, de acceder a fuentes de información, que sean  ciudadanos comprometidos y compasivos, persistentes, que puedan resolver problemas. Necesitamos gente que se sepa capaz de aprender, que pueda trabajar bien y sea un buen ciudadano. 

“Esto es algo fácil de decir. Las ideas son bastante sencillas, pero lo que es difícil es tratar de insertar estos principios, fáciles de entender, en una cultura institucional burocrática que va a contrapelo con todo este modo de trabajo. 

”Parte de nuestro trabajo como educadores y como instituciones educativas, es tratar de generar un nuevo pacto nacional que trate de definir qué es lo que de verdad queremos dejarles a nuestros niños, cuál es el legado que queremos dejar para ellos, qué es lo que queremos que aprendan y sean capaces de hacer. 

“Qué resultados buscamos a partir de que nuestros niños vayan a una escuela, qué queremos que sean capaces de hacer y cuál es la mejor manera en que podemos cultivar eso y luego ir experimentando y generando espacios para la innovación y su difusión en gran escala”.

Rincón Gallardo es de los que cree necesario permitir que la gente se salga de la norma y empiece a innovar y crear también entornos de cooperación, de intercambio, intentado hacer las cosas de manera distinta para aprender y al mismo tiempo empezar a generar mecanismos de aprendizaje organizacional. 

“Que le permitan al sistema, que ha tratado de cambiar las cosas, a aprender rápido, aprender sobre qué está funcionando y qué no y empezar a darle forma a una estrategia cada vez más robusta, que se extienda más a lo largo del país.

”La mentalidad que se necesita no es con la idea de implementar un programa, sino generar un movimiento social que tenga en su centro el buen aprendizaje”.

LA EDUCACION EN LA PANDEMIA 

Finalmente, Santiago Rincón Gallardo nos comparte sus puntos de vista en estos tiempos de pandemia: “Hay dos cosas que para mí destacan. Una es creo que muchos de nosotros, sobre todo aquellos con niños pequeños, estamos descubriendo con más claridad y profundidad que nunca cuán importante es la escuela, cuán valiosa es, así sea sólo para tener a nuestros niños bien cuidados y a salvo mientras estamos trabajando. Eso, el trabajo de custodia que ofrece la escuela ofrece ya por sí mismo un valor extraordinario a la sociedad.  Y eso es algo que las escuelas han hecho bastante bien a lo largo de mucho tiempo. 

Al mismo tiempo, otra cosa que descubrimos es que, desde el punto de vista del buen aprendizaje, queda mucho que hacer, porque si las escuelas de hecho estuvieran haciendo bien el trabajo de formar a nuestros estudiantes como gente que sabe aprender por su cuenta, ahorita no tendríamos problema con tenerlos entretenidos porque ellos sabrían qué hacer. Si supieran bien cómo aprender por su cuenta, ya sabrían qué hacer, no tendrían que estar esperando que el maestro, el papá o la mamá les diga qué hacer.

Los niños tienen la capacidad de aprender por su cuenta y dirigir su propio aprendizaje. Esto es algo que hemos visto suceder en las redes de tutoría, por ejemplo. En las redes de tutoría más eficaces el maestro llegaba tarde y los alumnos ya estaban trabajando, el maestro se iba a algunas capacitaciones con sus colegas y los estudiantes seguían trabajando. Los alumnos les pedían a los maestros las llaves de la escuela para seguir estudiando los fines de semana y en las tardes. 

La pandemia nos coloca en una situación en la que muchas de las estructuras que han constreñido y obstaculizado el buen aprendizaje – los horarios escolares, los exámenes, todo este tipo de cosas que se interponen al buen aprendizaje – de repente desaparecieron.

Lo anterior nos hace reflexionar sobre qué necesidad hay de que un niño pase de matemáticas a español de una hora a la otra. Ahora no hay – o no tiene por qué haber – horarios rígidos y esto abre una oportunidad extraordinaria para que los niños puedan explorar por periodos prolongados preguntas que les interesen, aprender a hacer algo que de verdad les intrigue, como tocar un instrumento musical, cocinar, usar la computadora, componer relojes, lo que sea”. 

Luego entonces –agrega- está el regalo del tiempo que nos está dando la pandemia: “Yo creo que hay que aprovechar estos son tiempos en los que, si es que estamos en condiciones de hacer más que solo sobrevivir y cubrir nuestras necesidades básicas, podemos empezar a aprender en mayor profundidad sobre cómo aprendemos de la mejor manera y cómo aprovechamos estos tiempos para que nuestros niños se enfoquen en proyectos de aprendizaje profundo, en explorar preguntas que les interesan, y que sean ellos quienes orienten su aprendizaje.

La pandemia también nos ofrece una oportunidad para ir re imaginando qué haremos en las escuelas una vez que regresemos. Y yo creo que la pandemia va ser una oportunidad perdida si regresamos a la escuela convencional tal como la conocemos. Estos tiempos nos ofrecen la ocasión para que tanto alumnos como padres y maestros empiecen a descubrir qué es lo que significa aprender algo bien, qué es lo que significa desarrollar el ámbito para aprender por cuenta propia y utilizar esto para orientar el trabajo que va a venir una vez que la pandemia haya terminado y regresemos a las aulas.

Para el Dr. Santiago Rincón Gallardo hablar de educación es hablar de libertad, colaboración, solidaridad y generosidad para ofrecer a todos las oportunidades de crecimiento y desarrollo que merecen y requieren. Hablar de innovación en educación es buscar la justicia social que permita por igual a los ciudadanos acceder a una mejor forma de vida en lo material, en lo intelectual y en lo social. Pero sobre todo, para un verdadero profesional, hablar de educación se traduce en amor y compromiso por México, por su gente, y por su más preciado tesoro: las niñas y los niños, futuro y esperanza de la humanidad.