La relación tutora es una práctica en constante evolución. Desde sus inicios en la Posprimaria de CONAFE, la tutoría se ha transformado con cada iteración (Comunidad de Aprendizaje, PEMLE, EIMLE, modelo ABCD de CONAFE) y, como demuestran las observaciones del equipo de Redes de Tutoría, con cada lugar en donde ha arraigado. En cada momento de expansión de la tutoría, la presión por formar a muchos maestros en periodos cortos determinó que un tipo de práctica arraigara en cada región. Sorprendentemente, en varios estados del país, el fin de los programas oficiales no significó el fin de la práctica tutorial en las escuelas. Hoy en día, la tutoría experimenta un resurgimiento encabezado por maestros y autoridades que poseen no sólo experiencia sino también convicción del potencial de la tutoría para transformar las vidas de sus estudiantes. Así, la comunidad de maestros-tutores atraviesa un momento no de expansión, sino de consolidación, y parte de esta consolidación implica reflexionar sobre nuestra práctica a nivel personal y colectivo. Con este documento, el equipo de Redes de Tutoría quisiera contribuir su granito de arena a los maestros interesados en reflexionar sobre su práctica. Los intercambios presenciales, que sin duda llenarán el año presente, complementarán lo que la sola lectura no puede ofrecer.
El documento presenta la mirada que el equipo de Redes de Tutoría tiene actualmente sobre la relación tutora. Representa el estado del arte de la tutoría, incorporando la experiencia y observaciones más recientes. Para cada momento del ciclo de tutoría, la información se organiza en tres apartados: el primero brinda la postura de Redes sobre el correspondiente momento del ciclo; el segundo ofrece ejemplos concretos que permiten visualizar cómo se materializa ese momento del ciclo en la práctica; y el tercero y último retoma algunos referentes que sustentan su importancia y que de alguna manera justifican su razón de ser como parte de la relación tutora. Es importante mencionar que los ejemplos que se usan para este material fueron obtenidos de la práctica viva de la relación tutora, en distintos contextos y en diferentes situaciones. Algunos de los momentos del ciclo se muestran concatenados en un sólo apartado debido a su estrecha relación.
La base de nuestra postura es la práctica, y su objetivo es el aprendizaje profundo. En resumen, por aprendizaje profundo entendemos aquel que trasciende el “cascarón verbal” al que suele limitarse el aprendizaje escolar. Tradicionalmente, la escuela enseña y evalúa el conocimiento de nombres, fórmulas y reglas. Temas como “el acento” o “las palabras esdrújulas”, que se enseñan con base en libros de texto y se refuerzan con ejercicios, tienen sentido dentro del paradigma escolar tradicional. En contraste, la postura profunda del aprendizaje reconoce que los nombres son sólo convenciones, y que las reglas cobran sentido cuando se utilizan de forma flexible para lograr un fin creativo. Perseguir aprendizaje profundo implica reemplazar los libros de texto por textos originales y, en lugar de contestar ejercicios, el fin es dialogar con el autor para entender su perspectiva y sus argumentos.
El aprendizaje profundo entrelaza creatividad, maestría (en el sentido de dominio) e identidad. Creatividad implica no sólo entender y apreciar lo que otros han creado sino dar el paso, por modesto que sea, a practicar el arte o ciencia que estamos estudiando. Maestría implica ser capaces de ver lo que estudiamos desde una perspectiva cada vez más global, reconocer las grandes ideas que sustentan el campo de estudio y unir estas ideas en una red cada vez más amplia e interconectada. La identidad del estudiante se transforma a medida que adquiere más y más familiaridad con los campos que estudia, hasta sentirse un aprendiz competente y asiduo, además de un tutor solidario y eficaz.
Las observaciones de campo muestran que los maestros y las maestras de tutoría han tenido enormes logros promoviendo aprendizajes de este tipo en sus estudiantes. Atendiendo a sus estudiantes de forma personal y creando comunidades de aprendizaje al interior de sus salones de clase, escuelas y regiones, han tomado pasos firmes en la dirección del aprendizaje profundo. Aun así, esperamos que el presente documento les brinde nortes para reflexionar sobre su práctica y profundizar aun más los aprendizajes que cosechan sus estudiantes.
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