“Cuando entré a la secundaria, era como una semilla que fue creciendo hasta florecer”
¿Cuántos podrían decir lo mismo de su experiencia en la escuela? ¡Abel es exalumno de relaciones tutoras y no podríamos estar más orgullosos de él!
No dejen de verla, aunque le roben tiempo al sueño, porque pocas evidencias son tan contundentes como el testimonio de Abel, un chico que floreció como persona y como estudiante—con esa imagen describe su paso por la comunidad de aprendizaje—, para demostrar que la tutoría encarna el cambio que todos desean, pero que la práctica escolar todavía impide.
